La promoción de una forma de vida que es elegida por la mayoría de las familias que viven en esa zona y que envían a sus hijos e hijas a esta escuela, es la de la producción orgánica del alimento, la comprensión de la diferencia entre la agroindustria (promovida por empresas como Monsanto, Agenta y otras multinacionales inescrupulosas) y la producción a pequeña escala, con manufactura de productos de consumo familiar y pequeños excedentes vendibles o trocables en mercados como la Feria Nehuén, la Feria Franca, los encuentros de trueque, los pequeños mercados multirubros, puestos familiares que asoman a los caminos en épocas de turismo, las provedurías de los refugios de montaña. O también, las mingas, o encuentros de trabajo comunitario, o el intercambio entre vecinos, complementando producciones y completando entre sí las necesidades de cada familia con productos de producción casera, sin conservantes, con plantas orgánicas, no transgénicas y cultivadas sin agropesticidas.
Así, la escuela viene peleando contra un Estado que en sucesivos gobiernos intenta desequipar a la escuela, cerrando cargos de profesor de huerta y granja, no proveyendo de las herramientas básicas, insumos y cuestiones que hacen parte del proyecto que la comunidad educativa ha elegido y decide sostener.
Lo último que ha hecho el gobierno, es intentar esconder su incapacidad para gestionar las obras en tiempo y forma (la escuela tenía techos que se llovían, una cocina que no estaba en condiciones, aulas que eran galpones y que las familias transformaron en aulas, baños que no funcionan, agua no potable, nulo tratamiento de aguas servidas, entre otras tantas cuestiones que aún siguen sin ser resueltas por completo, y que en su primer etapa dejaron a estudiantes y docentes con más de tres meses de pérdida de clases. Pérdida que intentaron camuflar en parte, con un cambio de período, pasando a esta escuela de período escolar rural a urbano, pero generando el inconveniente del ausentismo por cuestiones climáticas en invierno. Las familias respondieron a esta medida con un "paro de familias" que tuvo un acatamiento del 95%, es decir, decidieron no enviar a sus hijos e hijas durante el tiempo que correspondía a vacaciones de invierno del período rural. Sin embargo, el gobierno, parece seguir sordo, y autoritariamente imponer un régimen rechazado por la casi totalidad de familias.

Compartimos la invitación sonora realizada por los y las estudiantes, y el afiche de invitación al evento que se realizará estemiércoles 28 de agosto.
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