¿Será
que desarrollamos una sociedad con total dependencia de un pequeño
grupo de ambiciosos, peligrosos y poderosos que se sienten con derecho
de manejar el mundo?
Son
peligrosos y maquiavélicos, pero seguro podemos encontrar maneras de
independizarnos de ellos mientras de a poco encontramos la manera de
construir el mundo que queremos, una sociedad más sana donde la relación
entre las personas no sea de dominación sino de afecto, respeto,
confianza y solidaridad.
Por
un lado está el derecho que todes tenemos a la justicia e igualdad, y
por eso luchamos y salimos a la calle, nos juntamos, tratamos de no
dejarnos solos. Pero somos algunas ovejas tratando de plantarles pelea a
una manada de lobos. Hasta que no logremos juntarnos todas las ovejas,
con el resto de los animales y demostrarnos que ahí está el poder…
seguirá la lucha.
Entonces,
¿podemos hacer algo ya? El poder hegemónico nos necesita, somos su
territorio. Es necesario buscar formas de independizarnos de esa
hegemonía. Ahí es donde sentimos que las actividades solidarias, los
proyectos grupales, juntarse lxs vecinxs, puede generar una alternativa
y un giro a situaciones como la que se vive hoy.
En
nuestra comarca ya sabemos de eso, hay cientos de organizaciones,
grupos, talleres, emprendimientos cooperativos, asociativos,
comunitarios. Son momentos de profundizar esos lazos, juntarnos con los
vecinos y hacer huertas para comer y para no comprarle a las
multinacionales. Ayudarnos entre todes para realizar los proyectos,
poner en marcha los sueños, porque ahí también los derrotamos. Ahí, en
las esperanzas vivas y el poder de vernos y reconocernos entre pares,
volvemos a ver aparecer esa realidad que no quieren que veamos. Somos.
Nuestra identidad es nuestra, y no se trata de una propiedad privada,
sino colectiva. Aprender a ser colectivamente, centrar el eje de
nuestros objetivos en el hacer con otrxs. Descubrir ahí el placer de
vivir, que va mucho más allá que la imagen que quieren imponernos de
individualidades aisladas, intentando resolver aisladamente los
problemas que nos son comunes a todes.
Vencer
las imágenes que día a día nos meten por los medios masivos... Que
compartir un mate sea más lindo que tomárselo solx. Que el momento de
placer, al final de una jornada de laburo no sea un pucho solx al
atardecer. Que nos encuentre sucixs, transpiradxs y compartiendo un mate
en lugar de limpitxs apoyados en un tronco fumando un cigarrillo...
Volver a construir las imágenes de lo lindo, de lo esperable, dónde el
triunfo no sea individual, sino colectivo.
Ahí,
en hacer una huerta entre varixs, hay en juego muchas de estas cosas a
la vez. La independencia, la salud de lo que ingerimos, pero también el
encuentro y el reflejo de lo colectivo. Qué claro, habrá que seguir
moldeando, limando, y para eso es espejo... Para que nos permita ver los
micromachismos, las estrategias de poder, los egoísmos, el
estancamiento de los roles, y todas esas cuestiones que tendremos que
seguir trabajando... Porque de eso se trata vivir, revolucionar/se.
Seguir encontrando maneras de restar poder a la hegemonía y ganar poder
colectivx.