Estamos en año eleccionario, y desde nuestra organización apartidaria,
solemos no dedicarle agenda a estas instancias. No creemos en la
representatividad, y creemos en el sistema democrático como un sistema
creado para mantener el statuts quo. De hecho, ya en la época de los
griegos que hablaban del "gobierno del pueblo", llamaban pueblo sólo a
una parte de las personas, dejando a las personas no libres, esclavos,
campesinos y mujeres fuera de ese estatus, y por ende, fuera de ese
pueblo del que ellos decían que no debía ser gobernado por emperadores,
sino por sus propios representantes. Y aunque sin dudas fue un avance en
ese momento, de eso ya hace cerca de dos mil años...
Pero a
empresas y grupos de poder, no les alcanzó con mantener ese formato.
Porque desde el lado popular se fue avanzando en pequeñas cosas. Les
esclaves ya no llevan ese título, ahora son personas libres, pero que
deben procurarse su comida, y aunque supuestamente eligen a sus
representantes, nunca hay obreres con conciencia de clase que lleguen a
los puestos de gobierno. Y esto no es casualidad. Se conjugan al menos
dos cuestiones.
Por un lado, quienes tienen conciencia de clase,
sabemos que este sistema está hecho para que quien llegue a esos puestos
esté tan agarrado de pies y manos que no podría ser consecuente con
sus ideas nunca.
Por otro lado, la clase trabajadora es diezmada desde siempre, y sus cuadros reprimidos y acosados desde múltiples lugares.
Sin
embargo, siempre se avanza. Y en cada lugar es diferente. En Bolivia
llega al poder un trabajador con conciencia de clase. En Venezuela se
mantiene un proceso que está transformando la propiedad privada de a
poco, en Cuba el pueblo en armas sostuvo su propio proceso y es la
garantía que permite que una isla pequeña, sin poder frente a un gigante
EEUU no haya sido arrasada hasta hoy.
El pueblo puede encontrar
estrategias, y avanzar en un proceso ( que hay que saber que seria
larguísimo, en caso de iniciarlo) de transformación política
estructural mente hablando. Este proceso tendría que tener la
característica de no contentarse con un estadío de revolución o de
transformación, porque en ese acto se estaría volviendo
anti-revolucionario.
Todo esto, que viene siendo aprendido en
diferentes partes de Nuestra América, pone muy nervioso al poder
hegemónico y hace que elabore estrategias para perpetuarse en el poder.
Las izquierdas hemos sido muchas veces parte de este juego,
intentando ganarles en su propio tablero, donde ellos juegan con mucha
ventaja. Tienen los medios de comunicación, el sistema educativo
reproduciendo las virtudes de su sistema, entre tantas otras
estrategias. E incluso la participación de las izquierdas, válida de
alguna manera el sistema, porque ayuda a abarcar la variedad de ideas y
pensamientos que se propone "representar". Y el gran problema, es que en
ese ámbito no les van a dejar llegar ni cerca del triunfo eleccionario.
No al menos a las propuestas que planteen un cambio estructural del
sistema. Y es que su juego consiste en hacernos creer que jugamos, pero
no es así.
Cuando un gobierno asume hablando de "capitalismo
justo", límite al que hasta hace no mucho el poder hegemónico se
permitía llegar, vieron cómo muchas veces ( no todas) el gobierno
empezaba a transformar cosas que no estaban en sus ejes programáticos, y
una vez allí, era más difícil, o al menos con mucho mayor costo
político desplazarlo. El capitalismo comprobó que jugar con los
límites y permitir esos ciclos de los que se hablan tanto, que dejan
años de dictadura, luego de democracia, y así, se podían volver
peligrosos en el contexto de propuestas de gobierno que no se mostraran
transformadoras, pero que luego pusieran en discusión las estructuras
de producción, de medios de difusión, de educación, de salud, de
autonomía alimentaria, entre otras... porque el pueblo le toma
rápidamente el gustito a esas mejoras. Y si se descuidan, las
transforman en leyes y empiezan a cambiar la estructura del sistema. El
capitalismo ha visto esto y por eso, desde hace años venimos hablando
de estrategias que viene instalando para asegurar la perpetuidad. Una de
ellas es el Plan Colombia. Un plan que, luego de la estrategia de
dictaduras y Plan Cóndor instaurada en latinoamericanos desde la Escuela
de las Américas en Panamá, vuelve perfeccionada para instalarse en
contextos democráticos, pero igualmente, o incluso más saqueadores que
en dictadura. Los agregados del Plan Colombia, tienen que ver con una
fuerte campaña.de deslegitimación de toda otra forma de disputar el
poder que no sea en Su sistema ( sistema en el cual sólo tiene
posibilidades el poder hegemónico ). También, y porque no logran que su
sistema sea del todo coherente, incluso siendo ellos mismos quienes
crean e imponen las leyes, necesitan gobiernos que hagan la vista gorda a
la aparición de bandas paramilitares, que harán el trabajo sucio que se
requiera para no poner en riesgo su sistema. Y ahí, en ese punto, no
todo es lo mismo. Ahí, no es lo mismo Macri que otre. No es lo mismo,
porque la aplicación de la represión toma diferentes modelos, y lo mismo
con la transformación de leyes estructurales. Macri, Massa, son
candidatos del Plan Colombia. E insertes en el Plan Colombia, todo
avance de nuestro campo popular, se vuelve cada día más difícil. El
Plan Colombia está pensado para romper claramente con esa idea de que
cuanto peor mejor. Cuanto peor, peor.
Y aquí es donde entran en
tensión nuestras convicciones apartidarias. Una tensión digna de
constatar nuestra rigidez ideológica y política. Una contradicción que
es mas fácil de resolver si se la mira a la distancia, como en
Venezuela, Cuba y hasta en la no tan lejana Bolivia. Porque si las
revoluciones son procesos y nunca formas netas, ¿cómo se comienza,
cómo se continúa?
Sin dudas que nuestra organización piense esto o
aquello, no cambia el rumbo de nuestro país, pero convencides de la
necesidad de aportar a la conEstrucción conjunta de los rumbos, y sin
una respuesta clara tampoco, queremos permitirnos decir que no todo es
lo mismo. Que si el ruidazo lo organiza un sector partidario, pero el
fin es FUERA MACRI, allí estaremos. Que si el pueblo mapuche pelea
contra este mismo sistema que nos oprime a todes, allí estaremos.
Construyendo unidad en el largo camino que aún nos queda por delante
antes de poder empezar a discutir sobre las diferencias mínimas o no
tanto que nos separarán el día que con un proceso en marcha conducido
por el campo popular consiente nos lleve a disputar esos otros rumbos
que tendrán una base, un piso construido en forma común .